Entrevista a Zannekinbond (izquierda revolucionaria de Flandes): «Aunque la guerra está lejos de concluir, ha provocado a nivel mundial una ola de solidaridad antiimperialista»

Zannekinbond es un colectivo flamenco ( flamenco de Flandes, a no confundir con nuestros amigos de Nación Andaluza, tambien flamencos…) al que venimos siguiendo hace bastante tiempo y de los cuales nos gustan sus analisis y escritos.

Trás el chiste fácil, gracias a la Redes Sociales hemos contactado con ellos y propuesto una entrevista para conocerles mejor y saber un poquito más de sus posiciones políticas y visión del mundo actual, en Europa y el mundo

Lo primero agradeceros la disposición que habeis tenido hacia la propuesta…pero vayamos al grano. La primera pregunta es inevitable ¿Que es Zannekinbond ? ¿Cúal es eñ trabajo que desarrolais?

Pieter Van Damme: Como tarea principal, Zannekinbond ve la difusión de ideas y teorías que puedan servir como base ideológica para un movimiento más amplio a largo plazo que persiga una transformación fundamental, vinculando la lucha de la clase trabajadora con la lucha por la emancipación nacional de Flandes (y también de Valonia). La Zannekinbond es en tamaño un grupo limitado, activo en una región europea donde el discurso burgués-derechista constituye la opinión dominante y donde un movimiento socialista combativo lleva ya bastante tiempo a la defensiva. Tratamos de dar respuesta a la tesis leninista de que sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario. Es un trabajo de construcción en Flandes que, en realidad, tuvo que empezar desde cero.

Nick Krekelbergh: Nuestro trabajo se centra en primer lugar en el desarrollo y la difusión de ideas sobre y para la región flamenca. Las llamamos “nuevas” porque queremos retraducir las raíces originales del Movimiento Flamenco a los desafíos de hoy (sobre esto hablaremos más adelante). Lo hacemos publicando en nuestro propio blog, pero también en otros medios, como Onaf (la revista de la pluralista Vlaamse Volksbeweging) y revistas dentro del más amplio Movimiento Flamenco. El acceso a estos espacios suele ser, sin embargo, limitado, ya que estos canales de publicación están en gran parte dominados por el ala derecha del Movimiento Flamenco, lo que dificulta que una organización como la nuestra logre abrirse camino allí. No obstante, observamos que nuestras ideas encuentran su salida hacia afuera, independientemente de los canales establecidos del Movimiento Flamenco burgués o de los medios de comunicación dominantes.

Además, participamos en acciones, por ejemplo en torno a presos políticos en Turquía e Irlanda, donde, junto con otras organizaciones, colaboramos frecuentemente con el Frente Antiimperialista en Bruselas y Valonia. Con este círculo de organizaciones y activistas antiimperialistas hemos establecido, desde hace un par de años, una cooperación estructural, dada la gran afinidad ideológica. La solidaridad internacional también ocupa un lugar en nuestras actividades: participamos en conferencias, eventos y manifestaciones en el extranjero que apoyan la lucha de clases y la lucha de liberación nacional, y que combaten al imperialismo en todo el mundo.

¿Qué visión teneis del marxismo, hoy día en el años 2025? ¿Aque escuela marxista os apuntais?

Nick Krekelbergh: La Zannekinbond puede considerarse, en términos generales, parte de la amplia corriente marxista-leninista. Nos inspiramos en el marxismo porque analizamos la sociedad desde una perspectiva de clase, situando en el centro la cuestión de la propiedad de los medios de producción, y porque interpretamos la historia (también la flamenca) en términos de lucha de clases. Nuestra impronta leninista se manifiesta en el énfasis en la necesidad de una organización partidaria revolucionaria, en la búsqueda de la transferencia del poder político a la clase trabajadora mediante una fase revolucionaria con la dictadura del proletariado, y en nuestro consecuente antiimperialismo, anticapitalismo y antiliberalismo.

Según nuestra visión, un análisis marxista del sistema mundial es indispensable para comprender las dinámicas y acontecimientos del mundo en 2025 en su interrelación. Además, la perspectiva socialista ofrece una alternativa frente a las actuales calamidades: la dominación de poderosos grupos de capital, la creciente desigualdad, la explotación persistente del Sur Global, el genocidio en Palestina y la amenaza creciente de una Tercera Guerra Mundial entre Estados Unidos y Europa por un lado, y China, Rusia, Corea del Norte e Irán por el otro. La comprensión marxista también puede impedir que el emergente sistema mundial multipolar (que en sí mismo no tiene nada de negativo, al contrario) degenere en un escenario darwinista de lucha entre grandes potencias o se limite a reflejar los intereses de élites nacionales.

Asimismo, compartimos las críticas de pensadores como Domenico Losurdo, Gabriel Rockhill y Carlos Garrido al marxismo occidental desarrollado tras la Segunda Guerra Mundial, en particular a la tradición marxista académica. Losurdo señaló la tendencia de los pensadores marxistas occidentales —como la Escuela de Frankfurt y ciertos intelectuales franceses— a ignorar o marginar los movimientos socialistas y anticoloniales en la “periferia”, y defendió una revalorización de esas tradiciones socialistas orientales. Rockhill criticó a los marxistas occidentales por su énfasis en la teoría abstracta y los debates intelectuales, que a menudo los llevó a pasar por alto la lucha concreta de liberación de los pueblos oprimidos, y sostuvo que esa tradición a veces funcionó como instrumento del orden dominante. Garrido añadió recientemente que los marxistas occidentales suelen practicar un fetichismo de la pureza, donde la pureza teórica pesa más que la acción revolucionaria práctica, lo que limita su capacidad de generar un cambio social real. Un marxismo efectivo en 2025 debe desafiar al orden establecido y reconocer los logros de los Estados socialistas realmente existentes, en lugar de ignorarlos en favor de ideales abstractos, posmodernos y, a menudo, posmarxistas.

A Hemos comentado que sois de Flandes, pero…¿Formais parte del movimiento independentista flamenco? ¿Cúal es la propuesta politica que teneis para Flandes?

Pieter Van Damme: Sí y no. La Zannekinbond forma parte del amplio Movimiento Flamenco, que ideológicamente puede llenarse de manera muy pluralista: cualquiera que, de una u otra manera, abogue por una mayor autonomía flamenca entra dentro de ese marco. Al mismo tiempo, no deseamos ser contados entre el Movimiento Flamenco clásico y conocido —una red de partidos políticos y organizaciones con una corriente subyacente burguesa-derechista a radical-derechista, profundamente enraizada en el sistema parlamentario belga. La Zannekinbond trabaja en el plano nacional-flamenco en la tradición de figuras como Jef Van Extergem o Herman Van den Reeck, personajes importantes e influyentes dentro del Movimiento Flamenco con una visión claramente progresista de izquierdas y anticapitalista. Tales pensadores y activistas no fueron una excepción en el Frontbeweging, el movimiento político flamenco de emancipación que surgió tras los horrores de la Primera Guerra Mundial y que tuvo un carácter claramente progresista y de izquierda. Estos grupos no solo aspiraban a la emancipación flamenca, sino que vinculaban esa lucha con la justicia social y con una actitud crítica hacia las élites políticas y económicas establecidas. Especialmente en las primeras décadas tras la Primera Guerra Mundial, surgieron iniciativas que defendían los derechos de los trabajadores, la reforma agraria y una mayor participación del ciudadano común en la toma de decisiones políticas. En los años ochenta, esta corriente conoció un breve resurgimiento durante la resistencia contra el emplazamiento de armas nucleares estadounidenses en Bélgica. Grandes delegaciones de nacionalistas flamencos participaron en las manifestaciones pacifistas de 1981 y 1983, donde la oposición a las armas nucleares se vinculaba con el antiimperialismo y con la desconfianza hacia decisiones belgas y de la OTAN que, a su juicio, perjudicaban a Flandes.

Nick Krekelbergh: En los últimos cincuenta años, el Movimiento Flamenco clásico se ha desplazado cada vez más hacia la derecha. Esto está estrechamente ligado a la evolución de los partidos políticos: el auge del partido de extrema derecha Vlaams Blok (más tarde Vlaams Belang) en los años ochenta y noventa, y el avance del partido neoliberal y conservador de derechas N-VA a partir del nuevo milenio. Grupos de acción, asociaciones de intereses y organizaciones de miembros fueron absorbidos gradualmente en la esfera de influencia de estos partidos políticos exitosos, que hoy en día cuentan juntos con casi la mitad del electorado flamenco. De este modo, la emancipación flamenca quedó entrelazada con un discurso burgués de derechas, en el que se mezclaron formas negativas de independencia (“no más transferencias de dinero para esos valones perezosos”), xenofobia, islamofobia y un programa económico fuertemente neoliberal. Al mismo tiempo, las organizaciones flamencas con un sesgo más izquierdista-nacionalista o socialista fueron languideciendo lentamente, y alrededor del cambio de siglo desapareció también el gran partido político pluralista flamenco-nacionalista, la Volksunie, en cuyo seno aún encontraban cobijo los elementos de izquierda, pacifistas y sociales del Movimiento Flamenco.

Con la Zannekinbond intentamos reavivar las raíces socialistas de la historia de emancipación flamenca y, al mismo tiempo, retraducirlas a la época actual. Estamos convencidos de que la emancipación de las pequeñas naciones en 2025 coincide con una lucha de clases y una lucha de liberación nacional, sostenida por la clase trabajadora y dirigida contra el gran capital y las élites. Esto va inevitablemente acompañado de una lucha antiimperialista contra Occidente geopolítico e imperialista, que mantiene manu militari un sistema mundial únicamente para servir los intereses de ese mismo capital y de esas mismas élites económicas.

Comentadnos un poco de la situación politica del estado belga ¿Pensais que se puede mantener como tal, unido, mucho tiempo?

Pieter Van Damme: En principio, Bélgica puede seguir existiendo durante mucho tiempo. El régimen está firmemente asentado en sus posiciones de poder y varios grandes grupos de capital tienen interés en que la situación se mantenga tal como está. La élite belga forma parte de la élite occidental y ha integrado plenamente su construcción estatal, incluida la defensa, en ese campo occidental. El sector burgués y ultraderechista del movimiento flamenco tiene parte de la culpa, ya que ha dirigido su lucha principalmente contra los migrantes y contra la población valona “perezosa y votante de izquierda”, en lugar de contra el Estado belga, su monarquía y su élite de poder. El federalismo fue introducido en Bélgica precisamente para prolongar la vida de Bélgica, una estrategia que funciona a la perfección. El resultado es incluso que una parte considerable de la población, como consecuencia de la política neoliberal de recortes, ahora sigue un discurso unitario en el que se aboga por la abolición de las regiones y de la costosa estructura federal.

Nick Krekelbergh: Resulta revelador que la N-VA, uno de los partidos nacionalistas flamencos de derecha mencionados antes, forme parte del gobierno flamenco desde hace veinte años sin haber tomado nunca una iniciativa concreta hacia la independencia flamenca. Desde el año pasado, además, el partido volvió a integrarse en el gobierno federal, esta vez incluso con su presidente Bart De Wever como Primer Ministro, el hombre que hizo grande al partido hace quince años. Una y otra vez se argumenta entonces que la “estabilidad socioeconómica” y la “prosperidad flamenca” pesan más que la autonomía política, afirmando que así se permanece fiel al propio programa al defender los intereses económicos de la clase media flamenca —la base electoral. En realidad, estos partidos nacionalistas flamencos de corte burgués-derechista defienden los intereses de la élite económico-financiera, del empresariado y del gran capital, y apenas lo ocultan. Dado que esos intereses están estrechamente vinculados a la estructura estatal belga, la aplicación de este programa neoliberal significa inevitablemente también una profunda imbricación con ese mismo Estado belga. Eso es precisamente lo que hace hoy el nacionalismo flamenco neoliberal, y hay pocas razones para esperar que la extrema derecha, cuando llegue al poder, actúe de manera esencialmente diferente.

Hubo en los años 80 alguna experiencia revolucionaria armada en el estado belga, me refiero a las Celulas Comunistas Combatientes, cercanas a los alemanes de la RAF y franceses de Acción Directa….¿Que valoración hariais de aquellos años y de estas organizaciones armadas?

Pieter Van Damme: Las CCC (Células Comunistas Combatientes) activas en Bélgica no se ocuparon de la lucha de emancipación flamenca. Sí reconocieron, sin embargo, la importancia histórica del movimiento flamenco original, que durante y poco después de la Primera Guerra Mundial se basaba en el antiimperialismo y en una actitud revolucionaria. No obstante, analizaron —con razón— que el movimiento flamenco posteriormente degeneró en un conjunto burgués, reaccionario y marcadamente anticomunista. Las CCC surgieron en un entorno francófono, radical de izquierda en Bruselas, con poca afinidad con la población flamenca, su historia o la lucha por la emancipación.

Por supuesto, llevaron adelante una lucha anticapitalista y antiimperialista, basada en un análisis marxista-leninista del sistema. Las CCC apuntaban contra símbolos del capitalismo, la OTAN y las multinacionales, con acciones dirigidas contra, entre otros, la FEB (Federación de Empresarios de Bélgica), compañías petroleras e instituciones de la OTAN. Sin embargo, en parte debido al encuadre de los medios burgueses, en la opinión pública sigue viva la falsa creencia de que las CCC fueron una construcción de la Seguridad del Estado belga o de círculos de derecha vinculados a la defensa y a la gendarmería. Esa tesis es más bien válida para la criminal Banda de Nivelles, que probablemente desempeñó un papel en una variante belga de la “estrategia de la tensión” durante los años ochenta, mediante la cual el Estado trataba de manipular la opinión pública recurriendo al miedo, la desinformación, la guerra psicológica y acciones terroristas.

Las CCC operaban, naturalmente, desde un marco analítico que en gran medida compartimos, pero ideológicamente quizá nos acerquemos más a la RAF alemana, que situó la lucha antiimperialista de manera mucho más explícita en el centro que las CCC o Action Directe en Francia. Aun así, estos grupos no pueden compararse con la ETA vasca, el IRA e INLA irlandeses o las brigadas palestinas Abu Ali Mustafa, donde la lucha contra el imperialismo estaba directamente y explícitamente vinculada con la liberación nacional, tal como ocurre en la Zannekinbond.

Trás la caida de la URSS y del bloque socialista tan solo han sobrevivido revoluciones con un fuerte carácter de liberación nacional…Se habla del ciclo de Octubre que empezó en la revolución rusa …¿Podriais comentarnos que valoración haceis de dicho ciclo y de las experiencias socialistas europeas?

Nick Krekelbergh: El ciclo de Octubre de revoluciones se refiere a la ola histórica de transformaciones socialistas y comunistas que comenzó con la Revolución de Octubre en Rusia en 1917. Este punto de inflexión inspiró a numerosos movimientos en todo el mundo y condujo, por un lado, a los primeros intentos fallidos de revolución en Hungría y Alemania (1918–1919) y, por otro, a la construcción de Estados socialistas en Europa Central y Oriental tras la liberación del nazismo y de sus regímenes colaboradores (1945–1948). También fuera de Europa, en países como China, Cuba y Vietnam, se produjo la edificación de Estados socialistas. Lo característico de este ciclo fue la combinación de organización partidaria revolucionaria, construcción de una sociedad socialista y, a menudo, una lucha de liberación nacional de carácter antiimperialista. Con la caída de la Unión Soviética y del bloque del Este (1989–1991) este ciclo llegó formalmente a su fin, aunque en aquellos Estados donde el socialismo estaba estrechamente ligado a la independencia nacional –como Cuba, Vietnam y China– las conquistas socialistas se mantuvieron.

Esta historia sigue siendo hoy relevante para los movimientos socialistas, marxista-leninistas y antiimperialistas. Nuestra lucha como movimiento por la soberanía nacional es, por definición, internacionalista: ningún pueblo puede ser verdaderamente libre mientras exista opresión en otro lugar. Precisamente por eso la situación extremadamente precaria del pueblo palestino suscita tanta indignación a nivel mundial. Aunque el contenido socialista, la lucha antiimperialista y la lucha de clases tienen un carácter universal, siempre adoptan una forma nacional, adaptada a las experiencias históricas, a las condiciones geográficas, a la lengua, las normas, los valores, las convicciones y las tradiciones culturales de cada lugar. Es entonces cuando el socialismo adquiere una forma concreta: rica en rasgos y estrechamente entrelazada con la vida cotidiana del pueblo. Así puede, con sus ambiciones revolucionarias, conectarse con la realidad diaria, con las condiciones materiales y con las ideas de la población. No por casualidad, las formas de socialismo que más han dado cabida a este vínculo han resultado, en general, las más duraderas.

Estamos ante una ofensiva del imperialismo sin precedentes desde 1945. ¿Como pensais que va a terminar esta situación que tiene muchos frentes abiertos, desde Ucrania a Palestina y otros que se podrían abrir como Venezuela, Corea, Taiwan…?

Nick Krekelbergh: Es evidente que todos estos conflictos están interconectados. La ofensiva que usted menciona con razón está vinculada a los desafíos fundamentales a los que se ha enfrentado el sistema imperialista occidental en los últimos veinte años. Tras la implosión de la Unión Soviética surgió en los años noventa un orden mundial unipolar, en el cual los Estados Unidos actuaban como potencia militar y policía global al servicio de las élites financieras de Londres y Nueva York. Con la crisis financiera de 2008 se aceleró la decadencia de ese orden unipolar y neoliberal. Rusia y China, los perdedores de la Guerra Fría, volvieron a manifestarse como serios desafiantes de este orden mundial, tanto a nivel regional como global.

El ascenso de los países BRICS trajo además consigo el riesgo de que el Sur Global buscara alternativas frente a la dominación económica occidental, sus redes financieras y sus estructuras neocoloniales. Desde siempre fue la intención de las élites occidentales contrarrestar a fondo estos desafíos y contener dichas amenazas, por ejemplo, atrayendo a Rusia a una trampa en Ucrania y confrontando a China en Taiwán. Cuando Rusia lanzó en febrero de 2022 su “Operación Militar Especial”, Estados Unidos y la Unión Europea esperaban un rápido agotamiento del país, seguido por el colapso del régimen, tras lo cual podrían concentrarse plenamente en China. También la destrucción de Irán estaba en la agenda, y los acontecimientos recientes en Siria y Palestina no pueden separarse de esta estrategia.

Sin embargo, ocurrió lo contrario. Rusia resistió y, aunque la guerra está lejos de concluir, ha provocado a nivel mundial una ola de solidaridad antiimperialista. Países señalados como Rusia, Irán, China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Yemen cooperan para hacer frente a la amenaza occidental. En otras regiones, como el Sahel, algunos Estados intentan liberarse del yugo neocolonial de la “Françafrique”. Al mismo tiempo, la ofensiva sionista en Palestina moviliza a la opinión pública mundial —también en Estados Unidos y Europa— en una escala no vista desde la guerra de Vietnam.

En resumen, el imperialismo occidental se encuentra en una situación más desfavorable que hace tres años, cuando emprendió con plena confianza esta ofensiva. Como reacción surge en Estados Unidos el trumpismo: una doctrina de egoísmo fundamental de las élites nacionales que persiguen abiertamente su propia agenda, resultado de un margen de maniobra reducido. No obstante, la lucha dista mucho de estar decidida, como demuestra la repentina implosión del gobierno baasista en Siria. Al mismo tiempo surge la pregunta de qué contendrá en concreto el emergente orden mundial multipolar. Organizaciones como los BRICS o la OCS carecen, en efecto, del cemento ideológico que en su momento mantuvo unido al COMECON o al Pacto de Varsovia.

Para acabar os quisieramos pregunta por Euskal Herria y es que tras la rendición del movimiento de resistencia vasco y su inclusión en la democracia parlamentaria burguesa…¿Como veis el devenir de Euskal Herria y si pensais que debe resusrgir un movimiento que luche por la independencia y el socialismo?

Pieter Van Damme: Todo comienza con un análisis del contexto político y social, acompañado de la necesaria dosis de autocrítica. Constatamos que tanto la lucha de clases como la política imperialista occidental están plenamente vigentes y atraviesan una fase ofensiva. Esto ocurre bajo la dominación ideológica del liberalismo, que ha logrado convencer a amplias capas de la población de que no existe alternativa posible, ni siquiera concebible. A esto se añade una forma de tecnofascismo: la élite en el poder aprovecha los desarrollos tecnológicos para construir en toda Europa una sociedad de control altamente eficaz, en la que el Estado dispone de miles de ojos-cámara en el espacio público. Bajo el pretexto de la seguridad (incluida la vial) se despliegan redes completas con capacidades de rastreo.

Los movimientos que desde hace décadas desafían el status quo sin duda pueden renovarse, pero deben tener en cuenta esta realidad. Toda lucha que se prolonga durante siglos conoce fases de intensificación alternadas con períodos de relativa “calma”. Así, “The Troubles” tampoco fueron el punto final de la lucha republicana irlandesa, sino un período cerrado tras la capitulación de los Provisionals. En el País Vasco, sin duda, se producirá igualmente un resurgimiento. Por eso nos alegró encontrarnos este año con camaradas vascos en la conmemoración de la Insurrección de Pascua en Derry, organizada por nuestros camaradas de Saoradh/IRPWA.

Bueno, pues esto ha sido todo. Un gusto conoceros (ya os conocíamos hace tiempo) y realmente solo podemos desearos éxito en vuestro recorrido politico.

Fuente: Haize Gorriak.

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