Varias ciudades marroquíes fueron escenario de intensas manifestaciones en medio de una creciente ola de protestas contra las políticas del régimen y la degradación de los servicios públicos. En varios lugares, las marchas se convirtieron en sangrientos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

En la ciudad de Qalí’a, situada a unos 500 kilómetros al sur de la capital, Rabat, se registraron los primeros muertos desde el inicio de esta nueva fase de levantamiento popular. Las autoridades se apresuraron a justificar el episodio, alegando un supuesto «intento de invasión» de las comisarías, pero esta versión oficial fue recibida con un descrédito generalizado, mientras aumentan los llamamientos para que se publiquen las grabaciones de las cámaras de vigilancia pertenecientes a la Gendarmería Real.

Un día antes, la ciudad de Oujda se vio sacudida por informes impactantes: vehículos de las fuerzas de seguridad avanzaron contra jóvenes manifestantes, atropellando a varios de ellos. A uno de los afectados le amputaron una pierna y corre el riesgo de perder la otra, lo que evidencia la brutalidad de la represión sistemática.

Amnistía Internacional condenó lo que calificó de «graves violaciones de los derechos humanos» y del «uso excesivo de la violencia y la represión» por parte de la policía marroquí.

Por Driss Mrani.

Fuente: Diario Causa Operaria.