La localidad de Torremolinos se ha visto sacudida por un suceso que ha generado profunda indignación entre muchos vecinos. Un hombre de 35 años falleció tras entrar en parada cardiorrespiratoria mientras era reducido por agentes de la Policía española, después de que hubiera sido retenido en el interior de un locutorio en el que presuntamente intentó robar.

Según relatan vecinos y testigos, el hombre —que se encontraba en un estado de intensa agitación— fue inmovilizado por varios agentes, quienes emplearon descargas eléctricas con táser para lograr su reducción. Durante este proceso, el detenido sufrió una parada cardiorrespiratoria que resultó fatal pese a los intentos posteriores de reanimación.

Las imágenes y testimonios surgidos tras el incidente han despertado una ola de críticas en el municipio. Numerosos vecinos han denunciado lo que consideran un uso desproporcionado de la fuerza, señalando que la intervención policial excedió los límites de una actuación segura y proporcional, y que la violencia ejercida pudo contribuir al fatal desenlace.

Colectivos vecinales y residentes han expresado públicamente su malestar según Fuengirola se Queja, reclamando transparencia en la investigación y responsabilidades ante lo que califican como un episodio de brutalidad policial que jamás debería haberse producido. “Un robo no puede pagarse con la vida”, afirman algunos de ellos, pidiendo que se revisen los protocolos de intervención para evitar que hechos así vuelvan a repetirse.

El suceso ha reabierto el debate sobre el uso de fuerza policial, el empleo de táser y la necesidad de garantizar actuaciones proporcionadas, especialmente cuando la persona intervenida presenta signos evidentes de alteración o vulnerabilidad.