
La presidenta de de la Comunidad Autónoma de Extremadura, Guardiola (PP), convocó elecciones anticipadas con la esperanza y el aliento de sus muchas terminales mediáticas que obtendría la mayoría absoluta, pero no ha sido así.
El Partido Popular (PP) ha logrado una victoria en las elecciones autonómicas de Extremadura celebradas ayer que sabe a poco. Le otorga 29 escaños en la Asamblea pero no alcanza la mayoría absoluta.
Este resultado marca un giro significativo en el panorama político extremeño, donde el PSOE ha sufrido un derrumbe sin precedentes, cayendo por debajo del 26%. En Badajoz, ciudad más poblada de Extremadura con el 20% del censo electoral y con estrechos vínculos históricos y culturales con Andalucía, el PSOE ha sido superados por Vox, que ha captado un 18% de los sufragios en la ciudad frente al 15% del PSOE. Vox, por su parte, gana fuerza al obtener cerca del 17% y 11 escaños, seis más, consolidándose como tercera fuerza. Unidas por Extremadura (UxE), coalición entre Podemos, Izquierda Unida y Alianza Verde, que dejó fuera a Sumar, logra alrededor del 11% y 7 escaños, tres más.
Lejos queda el rodillo que los Ibarra (PSOE) aplicaban en el territorio extremeño durante sus 36 años de gobierno con mayoría absoluta en 2019. El PSOE continuó siendo la fuerza más votada en 2023 y el estilo de gobierno social-liberal del PP de Guardiola -similar al que utiliza Moreno Bonilla en el país andaluz- no ha supuesto ninguna ruptura con lo anterior como era de esperar.
La socialdemocracia le abre camino al fascismo
La socialdemocracia sostiene que es posible una transformación social dentro de los límites del modelo de producción capitalista. Así la definió Marx en el 18 brumario: «el carácter peculiar de la socialdemocracia consiste en exigir instituciones democrático-republicanas, no para abolir a la par los dos extremos, capital y trabajo asalariado, sino para atenuar su antítesis y convertirla en armonía».
El problema está en que, al no «abolir […] capital y trabajo asalariado», esta ideología perpetúa la contradicción principal que conduce al capitalismo a las crisis sistémicas cada vez más recurrentes y profundas. Entonces las masas pueden desistir de participar en el juego democrático burgués que no cambia nada o canalizar su desesperación hacia otras propuestas llamativas que aparentan ruptura: la ultraderecha y posteriormente el fascismo.
Por estas razones, Vox ha reforzado sus posiciones en el Parlamento extremeño reflejando un hastío general alimentado, además, por los escándalos sexuales que afloran en el interior de las fuerzas políticas sistémicas. No podía ser de otra forma.
Puede que no sea el último recurso ante la decrepitud del imperialismo occidental y los juegos políticos burgueses.
La abstención
Un factor clave en estos comicios ha sido la alta abstención, con un 37,3%, un incremento de ocho puntos respecto a las elecciones anteriores.
320.292 personas no fueron a votar. Esto significa ocho puntos más que en las elecciones del 2023, donde decidieron no ir a votar el 29%.
En la Andalucía extremeña triunfa la abstención
En las comarcas andaluzas del sur de la comunidad extremeña que nos fueron usurpadas por la división provincial borbónica de 1833 como Fregenal de la Sierra, Higuera la Real, Ahillones, Berlanga, Valverde de Llerena, Malcocinado y toda la comarca de Tentudia (Bienvenida, Bodonal de la Sierra, Cabeza la Vaca, Calera de León, Fuente de Cantos, Fuentes de León, Monesterio, Montemolín y Segura de León) los resultados han estado marcados por la retracción del voto.
Aquí la abstención ha sido más alta aún, superando los 20 puntos en algunos casos como Malcocinado. El PP ha sido primera fuerza en la mayoría de los municipios (en alguno el PSOE) alternándose en el tercer puesto Vox y Podemos-IU.






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